Eres grande Laura. Hasta siempre

Durante el proceso de realización de una tesis doctoral muchos son los estados de ánimo por los que el doctorando acaba pasando, de eso me avisaron en su momento y así lo pude comprobar. Han pasado 7 meses desde que presenté mi tesis doctoral y ha sido durante esta semana cuando más orgulloso me he sentido de este trabajo. He podido comprobar parte del impacto emocional y la huella tan grande que esta investigación ha tenido, y está teniendo sobre mí. He conocido maestros maravillosos que son fuente inagotable de pasión por aprender, familias que son todo un ejemplo de fortaleza y alumnos que me han enseñado en unos meses mucho más de lo que yo les habría podido enseñar en un curso. Lamentablemente, durante esta semana falleció una de esas niñas que tanto me ha enseñado, Laura.

De lo mucho o lo que poco que sabemos de uso de TIC en aulas hospitalarias, ha sido gracias a los maestros del hospital y en especial a alumnos y alumnas como Laura. Sin embargo, para mí, mi tesis y el proyecto ALTER, Laura ha sido especial. Con 11 años fue la autora del prólogo del libro «Las TIC en las aulas hospitalarias» que coordiné junto a Mª Paz Prendes. Le pedimos que nos contara su experiencia como alumna de las aulas hospitalarias y su relación con las tecnologías durante el periodo de hospitalización. Recuerdo que al inicio de la presentación de mi tesis doctoral dije que lo que más me había impactado y aportado este trabajo había sido la capacidad de asumir con flexibilidad situaciones límite y sobreponerse a ellas -resiliencia- . Esta capacidad es altamente desarrollada -por necesidad- por la comunidad que «vive» en las aulas hospitalarias, en especial por parte de los niños. En el prólogo, Laura lo demuestra sencillamente contando una anécdota con la que inició su relación con las TIC en el hospital:

Un día subiendo a mi planta para ingresar ya llevaba la bomba puesta con las vías cogidas. Oncología está en la 3ª planta y el hospital de día en la 1ª, así que claro teníamos que coger el ascensor. Cuando ya estábamos en la 3ª planta yo salí del ascensor con mi madre y la enfermera se quedó dentro. Antes de sacar la bomba, a la que yo iba unida por los cables, la puerta del ascensor se cerró automáticamente y la bomba empezó a subir a la 4ª planta. El cable se fue tensando cada vez más y yo no sabía qué hacer, pero mi madre le pegó un tirón al cable y… ¡lo arrancó de la bomba y lo sacó por la puerta! Yo me puse a llorar del susto que me llevé, y después mi madre y yo fuimos corriendo a la planta de Oncología. Por suerte a los cables no les había pasado nada, y lo más importante, a mí tampoco. ¿Y sabéis una cosa?, a propuesta de la seño, hice mi primera entrada en el blog contando lo sucedido, me gustó mucho la experiencia

«La caja naranja» es el blog que Laura ha utilizado con frecuencia para contar su historia desde principios de 2012. Incluso fue relatando su experiencia en un trasplante que se produjo justo unos días antes de la presentación de mi tesis, en la que por cierto utilicé en la presentación visual los trabajos de Laura como buenas prácticas de uso de TIC en el hospital.

En su penúltima entrada de su blog, publicada el domingo 12 de enero de 2014, y que leí hace un par de días, Laura felicitaba el año nuevo y daba las gracias a todos los que  le permitimos participar en un libro, una tesis doctoral y un proyecto de investigación. Además lanzaba este mensaje:

Si alguna vez tenéis la oportunidad de participar en cualquier cosa, apuntaos, quién sabe dónde podría llegar.

Pues ha llegado muy lejos Laura para el aquí presente y seguro que para muchos otros niños que pasan y pasarán por situaciones tan injustas como la tuya. Por lo que el agradecido soy yo.

Un cariñoso abrazo a su familia, amigos y en especial a la que fue su Maestra en el hospital, Ana Ferrer y a José Blas García, también maestro de aulas hospitalarias que se despidió de Laura con este tweet y que da nombre a este post.

ERES GRANDE LAURA. HASTA SIEMPRE.

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