El curso pasado hice un post en el que reflejé como eran mis primeras sensaciones como profesor novel en la Universidad de Murcia. En aquél momento destacaba entre otras cosas mi ilusión por ser docente y lo mucho que estaba disfrutando escuchando a mis alumnos. Este nuevo curso he tenido el acierto de poder añadir una nueva gran variable a mi disfrute por la docencia, la colaboración -pero de la de verdad- con otros compañeros cercanos, y no tan cercanos, para disfrutar de increíbles oportunidades de aprendizaje. Confieso que lo he tenido fácil, es lo que tiene estar rodeado por un grupo extraordinario de investigación que ha sido el nodo fundamental para conectar con estas experiencias. Antes -y aunque parezca que no tiene mucho ver- me gustaría reflexionar sobre el informe PISA.
Si no tiene mucho tiempo sáltese todo lo de PISA, lo interesante está al final ;-).
Como sabrá, el informe PISA es una de las piezas clave de la mejora de los sistemas educativos durante la última década, así parece creerlo el Instituto Nacional de Evaluación Educativa cuando en el prólogo del informe afirma: «es imposible saber qué sería de la enseñanza en los países de la OCDE si no hubiera existido PISA». Justifica claramente -en la primera frase del prólogo- la necesidad de este estudio: «lo que no se mide, no existe», claro, como lo dicen los anglosajones… Casi sin darme cuenta me siento atraído por leer el informe e ingenuamente me dejo convencer por frases como por ejemplo: PISA intenta medir en general el nivel de felicidad de los alumnos de 15 años, y en ese momento uno piensa que puede aprender del informe. Un inciso, para quien redactara esa frase recomiendo una lectura seria y rigurosa: «Fluir. Un psicología de la felicidad» de Mihaly Csikszentmihalyi.
Entre datos, gráficas y rankings, el informe mantiene mi interés cuando llego a los apartados 3 y 4. En el primero de ellos factores asociados al rendimiento una conclusión de interés: «se puede concluir que aunque los centros privados tienden a rendir más que los públicos, las diferencias entre los centros de distinta titularidad disminuirían considerablemente si los niveles sociales, económicos y culturales entre los centros públicos y privados en España fueran similares». Algo que era fácil de intuir pero que no queda de más que PISA obtenga este resultado. Del resto, poco que no supiéramos ya.
Llega el apartado que más interés me despertó, el 4. Actitudes y disposiciones de los alumnos y relación con su rendimiento en matemáticas. En este capítulo se prometía que se analizaba la implicación de los alumnos con el centro educativo, sus actitudes hacia el estudio y las estrategias de aprendizaje utilizadas, en particular, en el área de matemáticas. Reconozco que esto no me lo esperaba en el informe PISA. Sin embargo creo que es mucho lo que prometía y poca la rigurosidad de la recogida de datos, por lo que me he sentido engañado. Por ejemplo, medir la motivación, la ansiedad, el autoconcepto con tres ítems respectivamente. Pueden ver los cuadros 4.1 (p. 143), 4.2 (p. 146) y así hasta el cuadro 4.5 -merece la pena verlos-. Mayor es mi decepción cuando veo el tipo de resultados obtenidos -por el procedimiento de investigación- de las estrategias de aprendizaje :-(. Me doy cuenta de que en el informe PISA los puntos 3 y 4 son solamente una manera de callar críticas de ediciones anteriores de la prueba.
Mi intención no era analizar los resultados obtenidos, más bien hacer una llamada de atención sobre pequeños detalles -pero grandes- que deberían restar credibilidad al mediático estudio. Podrán leer un resumen si lo que quieren son titulares. Si quieren un análisis más optimista, las 12 reflexiones sobre PISA por Enrique Bethencourt.
Tras seguir recomendaciones en twitter acabo en el post de Mariano Fernández Enguita «PISA y el solipsismo del docente español«, en el que el autor afirma que «la situación actual no sólo oculta las prácticas deficientes e impide corregirlas y mejorarlas sino que convierte la práctica docente en una práctica solitaria y sin retroalimentación alguna». Dicho de otro modo, docentes que no van más allá de las paredes de su aula. Es una generalización, pero creo que por desgracia, acertada. Insistimos a nuestros alumnos lo importante que es el trabajo colaborativo, y trabajar en equipo. En tecnología educativa predicamos que las TIC rompen las barreras de espacio y tiempo y que ofrecen múltiples posibilidades de comunicación para, entre otras cosas, compartir nuestras experiencias. Sin embargo, cada vez más, voy conociendo a más docentes que no trabajan de manera aislada y que comparten sus experiencias presumiendo de auténticas experiencias de aprendizaje.
Pues bien, yo quiero ser un docente que escuche a sus alumnos, pero además no quiero que mi práctica docente sea solitaria y sin retroalimentación. Tomando prestada la metáfora escuchada de Jordi Adell, no deseo ser uno de esos docentes que «son» como huevos que viajan en una caja de cartón, todos juntos pero siempre separados y con el menor contacto posible.
Por suerte para mí, en este primer cuatrimestre del curso 2013/2014 he podido disfrutar de varias oportunidades de aprendizaje en las que he podido aprender de y con profesionales extraordinarios. Ahí van unos ejemplos:
Y otras muchas actividades realizadas con los alumnos de #ticformación1 #apsocialtic13 y #esytic1314. Pero esto lo contaré en otra ocasión.
Gracias a todas las personas que con su generosidad han participado en estas acciones y en especial a mis tres grandes Maestras que me han hecho partícipes: Mª Paz Prendes, Linda Castañeda e Isabel Gutiérrez.