Tanto la acción coordinada del grupo como el desarrollo de la tecnología nos han permitido afrontar las exigencias del medio físico. Dice Yuval Harari que la historia es la interacción entre la biología y la cultura, lo cual nos ha permitido evolucionar y adaptarnos a diferentes contextos.
Para muchos el contexto lo es todo. Afecta a nuestras cogniciones, emociones y conductas. Sin embargo, es su interpretación lo que realmente marca la diferencia. Esta depende esencialmente de aspectos biológicos, procesos psicosociales evolucionados y factores culturales [1].
Los seres humanos estamos dotados de mecanismos psicológicos universales, pero es evidente que en el mundo moderno la cultura cada vez juega un papel más importante. Las relaciones entre evolución, cultura y tecnología son tridireccionales, intensas y vitales.
En este artículo aprenderás el peso que la cultura ha tenido en nuestra evolución y por qué la tecnología está jugando un papel determinante en la creación y en la absorción de cultura. Podrás comprender cómo tus decisiones y tu comportamiento están fuertemente influenciados por el contexto cultural actual.
Antes, es necesario dar algunos pasos atrás para entender a qué me refiero en este artículo cuando escribo sobre cultura.
La cultura es una programación mental colectiva
La cultura es esencial para poder interpretar la realidad. Los elementos comunes entre las múltiples definiciones son [2]:
- Surge de la interacción adaptativa entre personas y los ambientes físicos y sociales en los que viven.
- Consiste en elementos compartidos, formas de pensar, sentir y comportarse.
- Se transmite de unos a otros.
Gracias a la cultura, el ser humano ha sido capaz de distribuir la creación de herramientas, sus descubrimientos, conocimientos o soluciones a problemas que emergieron en diferentes ambientes.
La cultura nos sirve para manejar las actuales complejas vidas sociales humanas, caracterizadas por pertenecer no solo a un grupo, sino a muchos y con objetivos y dinámicas muy diferentes. Este es un aspecto que nos diferencia de nuestros ancestros.
¿Animal social o animal cultural?
Es cierto que la cultura no es exclusiva de nuestra especie. Sin embargo, hemos alcanzado un nivel de complejidad mucho mayor que las demás e incluso dependemos de ella para sobrevivir. Para Baumeister, esto es lo que más nos diferencia de otros animales, y no tanto nuestra vida social, que también es rica en otras especies [2].
Por ejemplo, para que podamos comprar productos, solicitar servicios, mantener el orden público o trabajar mientras nuestros hijos e hijas aprenden en la escuela, se precisa de una gran cantidad de elementos compartidos (normas, roles, valores…) por los miembros. Y es la cultura la que permite esto.
Sabemos que el gasto energético del cerebro es alto pero eso no ha impedido que la evolución siga permitiendo el desarrollo de capacidades para crear cultura. Muy probablemente porque biológicamente sigue siendo muy rentable.
El progreso acumulativo con el almacenamiento del conocimiento y la división del trabajo, diferenciación de roles y especialización, son probablemente las principales ventajas de crear cultura [2]. Sin olvidar que todo lo anterior nos ha permitido cooperar con muchas más personas, ingrediente esencial en el desarrollo de muchas tecnologías digitales.
Tecnología y evolución
Yuval Harari considera que nuestras capacidades de ficción, de colaboración y el uso de la tecnología, nos han permitido adaptarnos al contexto mejor que ninguna otra especie que habita el planeta [3].
Para los genetistas, son las mutaciones accidentales en nuestro ADN las que nos han permitido evolucionar y progresar. Para los especialistas en nutrición, los cambios en la alimentación han sido los grandes responsables de nuestra evolución, por ejemplo, con el consumo de carne parece que nuestro cerebro logró desarrollarse con mayor intensidad y calidad.
¿Influencia de factores ambientales o factores genéticos?
Es uno de los debates eternos en casi todas las ramas de la ciencia. Suele cerrarse con la conclusión de que ambos han sido protagonistas en nuestra habilidad para sobrevivir en entornos salvajes, reproducirnos exitosamente y evolucionar para lograr ser más adaptativos.
La suma de múltiples factores, sus interacciones y algo de azar, parece que es lo que nos ha permitido adaptarnos y evolucionar a contextos muy exigentes y dispares.
Muy probablemente, el factor que más ha provocado grandes saltos evolutivos ha sido el uso de la tecnología, que a su vez ha influido de manera notable en la creación de cultura. Sería muy complicado explicar, desde cualquier perspectiva, la evolución del ser humano sin atender a los cambios tecnológicos que nos han acompañado desde hace miles de años.
Puede que el primer gran avance tecnológico fuese el control del fuego hace más de 500000 años. Proporcionar calor, protegernos de otros animales, mejorar el consumo de alimentos y manipular las propiedades físicas de ciertos materiales fueron cambios revolucionarios que mejoraron nuestra capacidad de adaptación.
Después, se produjo una cascada exponencial de avances tecnológicos que nos han permitido viajar a la Luna, crear vacunas en tiempo récord para luchar contra nuevos virus o vencer las barreras espacio temporales en nuestra comunicación.
Símbolos y pictogramas en las cavernas, la escritura, la invención del papel, la difusión de textos, la imprenta, medios de transporte más eficientes, pizarras, libros, radio, sistemas de alcantarillado, el reloj, los mapas, Internet, los robots, la inteligencia artificial (IA)… Son tecnologías que han determinado nuestra historia más que cualquier religión, ideología política o persona.
Hasta el momento el ser humano ha sido el protagonista en la creación de la cultural. Sin embargo, la actual IA demuestra capacidad de generar contenido, creando y absorbiendo cultura. La IA primitiva movía el contenido creado por los humanos e influía en la toma de decisiones, su comportamiento, hábitos de consumo y manejo de la atención, pero el cambio señalado por la actual IA es realmente sustancial y para muchos, preocupante.
Veremos si seguimos vendiendo privacidad y cultura para comprar funcionalidad y supuesta personalización.
En resumen
Nuestra evolución como especie está determinada por cambios lentos pero continuos en nuestro cerebro. Esto nos ha permitido crear una vida social más compleja y tener capacidad de crear cultura. Una especie de programación mental colectiva que diferencia a los miembros de un grupo o categoría de los que no lo son. Y que es lo que más nos diferencia de otras especies.
En la mayor parte del planeta, nuestra supervivencia y éxito depende más de nuestra capacidad para relacionarnos con los demás que de nuestras habilidades para relacionarnos con el medio natural. Gran parte del éxito de nuestras relaciones personales se basa en el entendimiento de los códigos culturales del momento y la interpretación del contexto.
Puede que todo lo anterior no nos lleve a ningún sitio concreto ni nos solucione problemas. Sin embargo, no reflexionar sobre por qué hacemos lo que hacemos o por qué tomamos ciertas decisiones nos llevará una pérdida sustancial de libertad porque otras personas, la cultura o la tecnología tomarán las riendas de nuestras vidas.
No se trata de ir en contra de la cultura o entrar en el debate de tecnología sí o no. De lo contrario, nuestra capacidad de adaptación y supervivencia se verían seriamente comprometidas ya que dependen de la interacción vital entre cultura y tecnología.