Estrategias y hábitos para escribir un artículo científico

Falta de tiempo, de energía, de fluidez, de motivación, de confianza o de foco, suelen ser problemas (o excusas) que pueden aparecer mientras intentamos escribir un artículo científico. Esta tarea se puede convertir en un excelente ejemplo de procrastinación que afecta a nuestra autoestima como investigadores. En este artículo comparto varias estrategias y hábitos para escribir un artículo científico.

Las pautas están especialmente enfocadas para la escritura de un artículo de revista académica. Sin embargo, la gran mayoría te puede servir para otro tipo de formatos: libros, TFG, TFM, tesis doctorales e incluso artículos de blog.

Voy a partir de la siguiente situación: has realizado ya tu investigación, conoces la estructura de un artículo científico, cómo empezar a escribirlo y los errores a evitar. También has seleccionado ya la revista. Ahora, es cuestión de crear una serie de hábitos que te faciliten el trabajo de escritura. No te conformes en «salvar» ese artículo pendiente y ve más allá. Es decir, ve perfeccionando TÚ método de escritura en cada trabajo que quieras publicar. Con la práctica irás encontrando la excelencia en tu proceso de escritura aceptando que nunca escribirás el artículo perfecto.

Organiza tu tiempo y energía

Antes de nada, tienes que decidir la prioridad que le das a escribir tu artículo. Eso se refleja por ejemplo, en el tiempo que estás dispuesto a dedicarle, cosas que dejarás de hacer, etc. Es importante tener un hábito de escritura. Cuando el cerebro práctica una habilidad de forma continuada gasta menos energía cada vez. Aprovecha esta idea.

Define un buen momento para escribir cada día. Si no puedes todos los días, trata de que no pase más de un día sin hacerlo. Para generar el hábito necesitarás práctica. Además, un artículo lo puedes escribir perfectamente en pocas semanas si dedicas al menos una hora y media cinco o seis días a la semana. Dudo mucho que necesites más, siempre y cuando trabajes ordenado y focalizado.

Escribir es un acto creativo que requiere un estado de activación medio y un nivel de energía alto. Todo depende de tus circunstancias y tus otras obligaciones, pero en la medida de lo posible busca tu momento para escribir en un horario en el que puedas tener un alto rendimiento. 90 minutos al día pueden ser suficientes. Algunas pautas sobre esto:

Ajusta tu ritmo circadiano. Seas matutino o no, tienes unas horas concretas en las que tu rendimiento cognitivo será más alto o más bajo, independientemente del resto de tareas que realices. Por ejemplo, en condiciones normales, los matutinos rendimos mejor entre las 8:00 y las 10:00 de la mañana. El resto puede hacerlo mejor entre las 12:00 y las 14:00. Por las tardes, sobre 18:00 comienza a decaer nuestra energía. Una siesta de 20 minutos puede hacer que las tardes sean algo más rentables para escribir.

Por la noche todos estaremos en peores condiciones, aunque si escribes siempre en el momento final del día puede que el hábito te haga pensar y sentir que rindes mejor a esas horas. Sin embargo, estarás probablemente gastando más energía de lo necesario, sin ser consciente y perjudicando tu preciado descanso nocturno. La cronobiología está en pleno desarrollo, te dejo un artículo para ampliar más.

Escribir es una tarea importante. Como decía antes, escribir es un acto creativo y necesitas tu nivel máximo de concentración y energía. En la medida de lo posible, empieza la jornada de trabajo escribiendo. Mejor resolver lo importante primero. Después se pueden realizar otras tareas como revisar el correo electrónico que no requieren de tanta concentración.

Crea un entorno favorable. Si es posible, además de escribir con energía a la misma hora y de manera frecuente, hazlo en el mismo lugar. Libre de interrupciones y auto-interrupciones. Olvida el móvil en esos minutos mágicos de escritura. Repetir horarios y espacios provoca la adherencia a los hábitos que harán que los dos primeros minutos críticos al ponerte a escribir no sean problemáticos.

Objetivos diarios

Aunque las revistas ya marcan la estructura general de un artículo, debes igualmente crear, en primer lugar, un índice más detallado para saber exactamente qué vas a poner en cada apartado. Recuerda tener presente siempre todas las normas de publicación de la revista, por ejemplo, el espacio máximo de palabras permitido. El primer objetivo es evitar vernos ante una hoja en blanco.

Una vez que ya tienes el índice puedes ir creando pequeñas metas diarias. Sabemos que cuando percibimos que el logro de una meta está cerca nuestra motivación mejora. Por ejemplo, al final de cada tiempo destinado a escritura, evalúa si has logrado tu objetivo inicial y prepara el del día siguiente. Ponte objetivos realistas y medibles que supongan una división de grandes tareas en partes más pequeñas.

En este momento, al final de cada día, no edites lo que has escrito. Eso lo puedes dejar para más adelante. Lo que sí puedes hacer, además de marcar tu nuevo objetivo, es dejar también por escrito la idea o la parte por la que vas a continuar al día siguiente. De esta manera, esos dos primeros minutos críticos cuando nos ponemos a escribir pueden ser más llevaderos si los dedicamos a revisar nuestro objetivo del día y la idea por la que tenemos que continuar. Si pasas ese momento crítico, arrancarás sin mayor esfuerzo. Automatizar ayuda.

No inicies otros objetivos, tareas o partes del artículo sin finalizar otras. Y evita dejarlos a medio. Esto suele minar la confianza. Como dice Berto Pena, conviértete en un termineitor (recomiendo este podcast).

Aprovecha los descansos

No agotes nunca a tu cerebro. La recuperación es lenta y a medio y largo plazo esto sale caro. Sacarás muchos artículos pero puede que no sean ni creativos ni aporten valor. Por ejemplo, trata de no escribir más de 90 minutos seguidos. Muchos expertos dicen que hay que hacer descansos cortos (cada 25 minutos) y frecuentes acompañados por otros de mayor duración. La técnica Pomodoro puede ser útil. En mi caso, por ejemplo, y teniendo en cuenta mi contexto, estiro esos 90 minutos hasta los 120 minutos. No es lo más recomendable pero es mi adaptación a mis circunstancias (luego me extiendo con esto).

Aprovecha los descansos de verdad. Es decir, no te pongas con otras actividades como mirar redes sociales, correo electrónico… Date un paseo, toma el sol, come algo saludable, ejercicios de respiración, mantén una charla agradable… Todo esto puede parecer una pérdida de tiempo, pero recuerda que escribir un artículo es una actividad creativa y exigente, más vale 90 minutos con máximo rendimiento que 4 horas con múltiples interrupciones y multitarea. Buscar fluir y no agotarte.

Mis hábitos para escribir un artículo científico

Siempre es bueno predicar con el ejemplo, así que, te dejo algunas de mis rutinas y hábitos actuales. Antes, algo de mi contexto. Las recomendaciones están bien solo si se están adaptadas a cada contexto. Como profesor de universidad, entre otras cosas, tengo la ventaja de que gozo de cierta flexibilidad para organizar mi agenda. Soy padre de dos niños (uno de tres años y otro de seis meses) y practico todos los días deporte.

Me voy a la cama entre 22:30 y 23:00 y me levanto a las 6:00, TODOS los días. Ambos hábitos son fijos. Tras dejar a los niños en el cole, tengo mis dos horas más productivas cuando necesito escribir (entre 9:00 y 11:00) estando muy próximo a mis ritmos internos de máxima energía (soy matutino). En esas dos horas no hago descansos, escribo en mi despacho de la Facultad  y además lo hago de pie (¡todo un descubrimiento este año!) Después, me doy un paseo rápido para tomar el aire y comer algo. Seguidamente, me dedico a otras tareas del trabajo que son menos creativas.

Duermo la siesta 23 minutos. Por las tardes suelo estar con la familia (menos cuando tengo alguna formación o algún evento muy importante que no puedo faltar). A las 18:00 practico ejercicio. A las 19:00 más o menos comienzo rutina de baños, cenas y desconexión total del móvil (sobre las 21:00). Después veo un poco la TV y voy a la cama temprano (22:30-23:00).

Cambia tus hábitos

Estas son mi rutinas actuales. Hace unos meses mi adaptación consistió en escribir entre las 6 y las 8 de la mañana y en casa. Era un momento de silencio absoluto y máxima concentración. Sin embargo, ahora mi hijo mayor es más madrugador, por lo que decidí cambiar hábitos. Ahora me levanto igual a las 6 pero arranco con más calma (ejercicios de respiración, meditación, paseo con mi perrita Phoebe, ducha fría y desayuno).

Te cuento todo esto para resaltar la idea de que los hábitos tienen que ajustarse a cada contexto. Como las circunstancias cambian, lo lógico es que los hábitos se ajusten. Evito ser exclavo de mis hábitos. Eso sí, siempre dentro de unas estrategias más efectivas que otras.

Mejorar la escritura

Como ves, el mayor peso de este artículo lo he dedicado a la creación de hábitos saludables que nos permitan tener mayor energía y ser más eficientes. Ahora, comparto algunos consejos más técnicos para mejorar continuamente la escritura.

Piensa en la audiencia. Utiliza un lenguaje académico pero sin adornarte. Frases cortas, por ejemplo, ayudan a que la escritura académica sea más fluida. Busca ser directo y, sobre todo, aportar valor con cada frase que escribes. Una o dos ideas clave por párrafo siempre suele funcionar bastante bien.

Escribe y luego edita. En un libro es posible que sea más interesante escribir del tirón y luego pasar a una fase de edición. En el acaso de un artículo me siento más cómodo escribiendo una parte y, al día siguiente o a los dos o tres días editar. Enfriar ideas siempre es buena estrategia para ver su verdadero valor.

Aprende con y de otros. Escribir con colegas siempre es una ventaja. ¿Puntúa menos para acreditaciones, plazas u oposiciones? Pues sí, pero en este caso los beneficios compensan. Cuando escribes con alguien, tienes la gran ventaja de que al menos una persona va a revisar con exigencia lo que tú has escrito o puedes imitar o versionar sus técnicas de escritura. Además, puedes aprender de más personas mientras lees otros artículos científicos. Copia y mejora las buenas prácticas.

Recursos para escribir un artículo científico

Hay muchos, pero aquí una pequeña selección de lecturas por si quieres profundizar más en aspectos técnicos de la escritura de un artículo científico:

The art and science of writing a publishable article

Writing a research article: advise beginners

Manual de redacción académica de investigación: cómo escribir, evaluar y publicar artículos

Escuela de autores de la Revista Comunicar

Sugerencias para escribir un buen artículo científico en educación

En conclusión, escribir un artículo científico es un proceso muy creativo que requiere tu mejor nivel de energía. Tener buenas estrategias y hábitos para escribir un artículo científico te va a facilitar que esta tarea sea considerada como una parte atractiva en tu agenda. Fijar buenos objetivos diarios, descansar adecuadamente y respetar tu reloj biológico te facilitarán esta tarea. En cualquier caso, tu contexto manda y ante todo, hay que revisar continuamente los hábitos y adaptarse a las circunstancias de cada uno. Crea tu propio método de escritura y mejóralo continuamente.

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