«Las personas son cuidadosas con su propiedad personal, y sin embargo derrochan su tiempo con facilidad, precisamente con lo que deberían ser más avariciosos» (Séneca)
No tengo tiempo
Seguro que muy a menudo dices o escuchas frases como: «yo no tengo tiempo», «me faltan horas», «no puedo porque no tengo tiempo»… Personalmente hago un esfuerzo por no utilizarlas, pero, sinceramente, sigo sin conseguirlo… En estos momentos de confinamiento, si la salud lo permite, podemos aprovechar mucho el tiempo para seguir haciendo muchas cosas (recuerda que la diversidad de tareas enriquece el cerebro). Internet nos ofrece cientos de soluciones. Sin embargo, si no tenemos unos buenos hábitos de gestión del tiempo será imposible sacar partido a esta situación. Desde hace tiempo me gusta leer sobre productividad personal y profesional. Busco acercarme a la máxima de «menos es más». No quiero hacer más cosas, quiero que sean útiles y mejoren mi percepción de felicidad. No quiero más.
Hay decenas de manuales, blogs, podcast con métodos y estrategias para la gestión del tiempo en este sentido. Lo importante no es querer poner en práctica todo lo que se dice. Para mí, lo determinante es ir configurando un método propio, que se ajuste al contexto de cada uno y que sea flexible para adaptarse a cada circunstancia. Si no tienes tiempo para acceder a este contenido (bueno, si tienes otras prioridades…), puede que te sirvan algunos de mis hábitos (y herramientas) que vengo realizando o que mejor me han funcionado a lo largo del tiempo.
Define un plan
Cualquier método (el más famoso GTD) que se precie sobre gestión del tiempo, trata ampliamente esta acción. Definir un plan implica tener muy claro quién soy en este momento y hacia dónde me gustaría dirigirme. Fijar unos objetivos claros, medibles y que sean lo suficientemente estimulantes para generar esfuerzo, se convierte en una de las tareas principales. Se suele recomendar mucho que estos objetivos estén conectados con nuestros valores. Personalmente, esto es una cosa que me encanta hacer. Me gusta, por ejemplo, planificar mis entrenamientos de triatlón a corto, medio y largo plazo. Pero cuidado con centrarnos mucho en planificar, no vayas a entrar en la llamada «parálisis por análisis».
Mi rutina confinada
La que sea, pero tenemos que tener una rutina. ¿Abres el correo electrónico y comienzas a trabajar en función de lo que vayas recibiendo? A mí, me pasa muchas veces… Esto provoca, por ejemplo, que lo urgente vaya antes que lo importante. Y lo importante es realmente lo que te va a hacer mejorar. Dejo mi rutina actual adaptada a mi contexto (profe de universidad, con niño de casi tres años y deportista) y al periodo de confinamiento en el que nos encontramos.
1. Primero descanso. El día empieza cuando me acuesto para dormir. Me levanto sin despertador (entre 8 y 9). Me aseo, paseo con mi perrita y me siento a trabajar.
2. Miro el correo y termino de organizar el día. Máximo 15 minutos. El correo electrónico es «peligroso», pero esto dá para otro post…
3. Dedico máximo 15 minutos para mirar la prensa (esto es algo que no solía hacer y echaba en falta) y Twitter.
4. La primera tarea a la que le dedico más tiempo es a la tarea que he marcado como más importante. Ojo, no la urgente, si no lo que es importante según mis objetivos ¡y no los de otras personas!
5. Después de un descanso en el que almuerzo (estoy probando el llamado ayuno intermitente), tomo algo de sol, juego con mi niño o directamente me permino «hacer nada».
6. Antes de comer, me reservo un hueco a temas de formación, aprender cosas nuevas. Aprovecho para leer alguna investigación, podcast, vídeos, algún curso, etc. Cosas que me harán mejorar.
7. Después de la comida hago una siestecita y me pongo algún podcast. Busco que sea de temáticas diferentes a la Tecnología Educativa.
8. Ya por la tarde, dedico otro rato a resolver otras tareas que me requieren menos concentración.
9. Vuelvo a revisar el correo para planificar el día siguiente.
10. Realizo 5 minutos de meditación para «limpiar» y bajar revoluciones. Como sigo siendo principiante, utilizo la app Headspace.
11. Dedico entre 45 minutos y una hora para hacer deporte. Movilidad, fuerza y rodillo con mi bici. En confinamiento no dá para mucho más, ya volverá mi yo triatleta 🙂
12. Después, tiempo para la familia, jugar, «hacer nada», ver un peli de dibujos…Es decir, dejar tranquilo al cuerpo.
Las distracciones que ofrece la tecnología son adictivas
Las empresas de tecnología invierten millones de euros en investigar y estudiar la manera de captar nuestra atención y «robar» nuestro tiempo. Además de regular su uso realizando «ayunos digitales» las utilizo -entre otras muchas cosas- para organizar mi tiempo. Algunas de las herramientas que me funcionan son:
– Correo electrónico: utilizo carpetas para ir clasificando los diferentes correos, según el proyecto, su importancia o la fecha de respuesta.
– Trello: esencial para organizar todo mi trabajo en grandes categorías por proyectos y tareas.
– Toggl: mi última incorporación. Utilizando los mismos proyectos que tengo en Trello, monitorizo el tiempo que dedico a cada uno. Esto me ayuda a ser consciente de en qué invierto mi tiempo y tomar decisiones en base a ello
– Google Calendario: incluyo los eventos y las tareas (importante separar esto) que se sincronizan con Trello.
Para mí es fundamental que todo sea en digital. Todas estas herramientas tienen app para el móvil por lo que siempre llevo «mi plan» encima. En otros post -más adelante- trataré de hablar algo más sobre cómo funcionan estas herramientas y las estrategias que utilizo. Me ayudan a resolver el problema de dedicar mi tiempo a lo que toca en cada momento.
Te animo mucho a que comiences a valorar tu tiempo ¡y el de los demás! Como decía al principio, no busco hacer más cosas, busco tener tranquilidad y hacer las cosas lo mejor que pueda en cada momento. ¿Quién no desea ambas cosas? Recuerda, menos es más.
Notas:
-La frase de Séneca del inico del post ha sido extraída del programa Invicto.
– Acceso a la imagen destacada del post: https://pixabay.com/images/id-620397/